Una
chaqueta de hombre, concretamente la del uniforme de los camareros de un lujoso
hotel de Austria, fue la clave inicial de
Mademoiselle Gabrielle para crear su famosa chaqueta de tweed. De estilo
tirolés, con corte de caja y estructurada, la chaqueta era parte de un traje de
dos piezas, la mitad perfecta para una falda lápiz con abertura, la prenda
podría perfectamente haber sido llevada al revés. Chanel se encargó de que los
característicos bolsillos cuadrados fueran suficientemente grandes para que las
mujeres pudieran meter las manos, algo que en aquella época era cosa de
hombres. Karl Lagerfeld fue el encargado de separarla de la falda y dotar a la
chaqueta, que aún hoy se fabrica con la misma atención al detalle introduciendo
otros materiales y adornos.
Exposición de la chaquetita de Chanel en NY
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